La respuesta a esa pregunta depende de cada caso, por supuesto. Los Métodos Alternativos de Solución de Conflictos (MASC) abarcan desde la negociación directa hasta la opinión de un experto independiente (no vinculante, por cierto), pasando por mediación, conciliación y, cada vez con más fuerza, las Ofertas Vinculantes. Cada herramienta se ajusta a necesidades distintas, y el criterio clave es la complejidad del conflicto, aunque, como veremos, las Ofertas Vinculantes pueden servir para cualquier tipo de asunto, aunque en momentos distintos.
Con asuntos sencillos, puedes hacer la Oferta Vinculante directamente porque el tema está clarísimo. Para estos casos simples, las Ofertas Vinculantes se revelan como la solución perfecta.
Y en asuntos complejos, puedes comenzar negociando y cuando has acercado posiciones, o cuando quieres dar un ultimátum a la otra parte, entonces puedes lanzar una Oferta Vinculante.
Nosotros decimos que es el MASC de los valientes, ya que, si hay que ser justo y hacer autocrítica para realizar la oferta, asumiendo que te vincula si la otra parte la acepta; y si la contraparte acepta la oferta, su aceptación será irrevocable: no habrá marcha atrás. Por eso es el MASC de los valientes.
El mecanismo es directo: la parte oferente envía un documento con precio, plazos y condiciones; la otra dispone de un periodo breve —al menos un mes según la ley — para contestar. Si acepta, el acuerdo queda cerrado y es exigible judicialmente; si rechaza, la parte emisora obtiene un justificante de rechazo y puede acudir a los tribunales con la mejor prueba posible de su buena fe.
¿Y cuál es el MASC más barato?
Todo apunta, de nuevo, a las Ofertas Vinculantes. En su versión mínima basta un correo electrónico certificado de menos de un euro para acreditar envío y recepción, pero sólo te servirá para enviarla: no para acreditar todo el proceso. Es decir, tendrás que acreditar por otros medios que ha pasado un mes y no te ha respondido, que te ha respondido negando, ¿y si te contraoferta?. Luego tendrás que enviar otro correo enviándole la nueva oferta para que te la acepte.
Y dónde tendrás todo esto guardado por si finalmente no hay acuerdo. ¿Y si hay acuerdo, dónde y cómo lo firmarás?. Por unos euros más más, nuestra plataforma Ofertasvinculantes.es ofrece gestión integral de la Oferta Vinculante (remisión, respuesta -aceptación, rechazo o contraoferta-), si hay acuerdo, podrás firmarlo electrónicamente para que tenga plena validez, plantillas personalizables, calendario de alertas, firma electrónica y generación automática de toda la documentación lista para el juzgado.
El coste total difícilmente supera los veinte euros, una fracción de lo que cuesta iniciar una mediación formal o una demanda. Y, lógicamente, a más volumen, menos precio.
¿Y el MASC más rápido?
La rapidez completa el triángulo virtuoso. Una mediación estándar tarda de dos a cuatro meses, o más si es compleja y cuesta ponerse de acuerdo; una conciliación, dos a tres meses; la opinión de un experto independiente, lo que tardes en encargarla, el experto en hacerla, y en cualquier caso no será vinculante. Con una Oferta Vinculante los plazos están tasados: se envía hoy y, en un máximo un mes, si no ha respondido, ya puedes demandar. Pero si te la rechaza, desde que te la rechaza, ya puedes demandar.
En nuestra plataforma, la respuesta a la oferta es gratis para el receptor, potenciando así que se responda, ojalá aceptándola, pero también contraofertando, o, al menos, si te la rechaza, que lo haga rápido y así ya podrás demandar.
Para la práctica totalidad de los asuntos de baja cuantía y escasa complejidad, la Oferta Vinculante destaca como el método más barato y rápido, sin sacrificar seguridad jurídica: minimiza los costes, ayuda a cerrar acuerdos y cumple con el requisito de procedibilidad si no lo has conseguido. Y aunque para asuntos complejos, al principio no puede ser el mejor MASC, sí puede serlo cuando las posiciones están muy cerca o para ultimatums.
Lo esencial es reconocer con honestidad la naturaleza del conflicto, elegir la herramienta idónea y, sobre todo, no perder de vista que el objetivo último de cualquier MASC es resolver, no eternizar, la controversia.
